Undisclosed desires.
16. "Sometimes when you're young, the only place to go is inside".
domingo, 19 de mayo de 2013
Ese momento en que ya no puedo más.
Ese momento en que te das cuenta que estás sola. Que nadie te apoya y que solo te ciñes a tus miedos. No hay nada peor que sentirse así. Te levantas cansada y con ganas de volver a la cama porque no puedes aguantar más dolor. No es un dolor físico de haberse matado en el gimnasio, es un dolor mucho peor; es dolor mental. Dolor mental es a lo que yo llamo cansancio, odio, ganas de desaparecer y de cambiar, más odio y más dolor, rabia, incluso ansiedad en alguna ocasión. Enciendes el cigarro. Primera calada y viene el nudo en la garganta. Necesitar llorar y no poder. Podríamos decir que las lágrimas se fueron cuando aún podías llorar, cuando aún no estábamos jodidos del todo. Segunda calada y ahora las preguntas. ¿Qué hice yo para estar así? ¿A caso no nos han dicho siempre que la adolescencia está para disfrutarla, que solo se vive una vez y es de las mejores etapas de la vida? Entonces, ¿Por qué coño estoy fumando para apaciguar una soledad que me consume y vivo con un deseo enorme de que todo termine? Tercera calada. Cuarta. Mierda. La he jodido, he arruinado mi vida y no sé que va a ser de mi ahora que no sirvo para nada. Me preocupo por el futuro cuando dudo si dentro de poco seguiré aquí. Perdí a muchísima gente por el camino ahora me limito a mirar el vacío y a sentirme incómoda siempre que estoy rodeada. No llevo bien esto de ser un simple estorbo, alguien prescindible. Primera lágrima. Vaya, parece que las cosas no se van para siempre. Quinta calada. Sexta. Séptima. Tengo miedo a reconocer los sentimientos, tengo miedo de que alguien me quiera, no entiendo como alguien podría quererme. No lo lograré entender nunca. No entiendo por qué no puedo aceptarlos. Una vez leí que cuando aprendemos a decir 'te quiero', somos felices. Quizá puede que sea la clave para dejar de ser tan infeliz, para llenar el vacío, pero necesito una fuerza de voluntad para hacer eso, para empezar a decir te quiero. ¿Y de dónde saco la fuerza de voluntad? Dejas la mente en blanco mientras terminas el cigarro y lo aplastas contra la hierba mientras te levantas y te secas la lágrima con la manga.
Realmente estoy cansada, pero tal vez ya solo es costumbre y dejarlo pasajero, que al fin y al cabo el dolor no puede ser eterno.
viernes, 26 de octubre de 2012
Alma apagada o fuera de cobertura.
Tantos días durmiendo poco, comiendo poco, te justificas a tus padres diciendo que ya has comido por el camino, que no tienes hambre y que no duermes por los estudios. Ellos hacen que se lo creen pero todos sabemos que no es así. Evitas los espejos pero cuando ves tu reflejo en ellos tus ojos se llenan de lágrimas. Las secas con la manga intentando de que no se te corra el maquillaje; no quieres que nadie te vea mal, quieres parecer feliz delante del resto de la gente, porque sabes que todo lo que hagas lo utilizarán en tu contra.
Llorar en silencio ya es rutina y ya no es molestia. Hasta te sientes a gusto cuando lo haces. Supones que el verdadero problema surge cuando te das cuenta de que te hallas vacía. Intentaste evitar sufrir, y has puesto un caparazón encima de ti para que nada entre, ni nada salga. Se podría hasta decir que tu alma vive en un mundo a parte. Todo lo que pasa dentro de ella es nada. Los vacíos no son tan malos en el fondo, te vas a sentir sola sí, ¿pero y qué? Se ha terminado la empatia, los sentimientos, el sufrir, el dolor... todo.
Tu cabeza ya empieza a fallar, ya no es tan bueno como se decía, te sientes tan vacía, tan cansada, fatigada... lo peor es que ya es tarde. Es tarde para llenarse otra vez, es tarde para todo... ¿Y qué te queda? Nada, a parte de esa capa que te hace así, sin empatia, feliz de algún modo, sin sentimientos, sola.. Que poco sentido de cabeza, ¿no? Ahora imagina que es la tuya, la de tu amiga, la de quien escribe esto, la de cualquier persona..
lunes, 27 de agosto de 2012
Lo peor de un vacío.
Lo peor de un vacío es no saber como llenarlo de nuevo y menos si el vacío está dentro de ti. ¿Qué coño me falta? ¿Cariño, amor..? No lo sabes y eso te vacía más. Tampoco quieres aceptar tu vacío, ¿para qué? Diciendo las cosas, hoy en día solo consigues ser juzgada. Te empiezas a consumir más y más por dentro y te empiezas a preguntar cosas como '¿Y ahora qué? ¿Río, lloro, finjo estar bien o indiferente?' Y de repente, te encuentras sonriendo delante de 4 personas que dices conocer y dicen conocerte, pero solo sois desconocidos que os desconocéis demasiado bien. No les importa como te sientas, si ven una sonrisa en tu cara, se la van a creer. Así que puede que vaya siendo hora de mirar por uno mismo, de no dejarse juzgar, de empezar a dar sin recibir a cambio, porque al fin y al cabo, no debemos tomarnos la vida en serio, no saldremos vivos de ella.
sábado, 25 de febrero de 2012
Bienvenida.
Bienvenida a la vida real.
Antes de nada, solo quiero informarte de algo; estás a punto de entrar en uno de los sitios donde una sociedad hipócrita te putea y te jode, estás a punto de hacerte con las personas más tramposas que existen, ¿Qué por qué tramposas? Porque transmiten confianza, amor a veces, amistad y amabilidad, pero a la mínima que fallas, o les dejas de importar, te van a romper de la forma más bestia posible hasta dejarte hecha pedazos. También estás a punto de empezar a ver que si no sigues unas ideologías, gustos, intereses o no tienes un físico que la sociedad ni la gente acepta, te rechacen, te hagan daño, o en el peor de los casos, que te dañes a ti misma. No cabe decir, que hace falta un "estatus", una reputación; es decir, necesitas estar a lo más arriba que puedas, quedarse abajo es ser cobardes, rendirse. Mucha gente, solo hace que subir y subir, usando trampas y atajos, pero lo que no saben es que todo lo que sube baja, y cuanto más arriba estés, más dura será la caída. Sin embargo, una vez arriba, llegan a sentir lo que es ser parte de toda esa gente que viste, habla, y siente igual. Te ceñirás únicamente a sus opiniones, a las de los demás. Todo lo que hagas o tengas por hacer, lo harás o no, según lo que los otros digan o piensen. Si hace falta dañarse, lo harás. Si hace falta ser una borde o falsa, lo harás. Si hace falta dejar de lado todo aquel te importe, lo harás. Yo solo te aviso de algo: Así subirás muy arriba. Perderás todo lo que tenías para tener cosas nuevas y posiblemente mejores. Pero tienes que estar radiante, brillante, y sobretodo atenta, porque al mínimo fallo, por pequeño que sea, te tirarán al vacío y estarás sola y enterrada en el subsuelo. Luego, puede que ahí empieces a entender las cosas, a entender como funciona, verás que allí, allí abajo, esas personas que también fueron tiradas, son iguales o mejores de las que había arriba del todo. Porque esas personas, después de caerse, se levantaron, y en vez de intentar subir, intentaron cambiar, cambiando primero el "Que dirán" por el "Me importa una mierda lo que digan o piensen". Así que.. Bienvenida a la vida real; es una mierda, pero te gustará.
Antes de nada, solo quiero informarte de algo; estás a punto de entrar en uno de los sitios donde una sociedad hipócrita te putea y te jode, estás a punto de hacerte con las personas más tramposas que existen, ¿Qué por qué tramposas? Porque transmiten confianza, amor a veces, amistad y amabilidad, pero a la mínima que fallas, o les dejas de importar, te van a romper de la forma más bestia posible hasta dejarte hecha pedazos. También estás a punto de empezar a ver que si no sigues unas ideologías, gustos, intereses o no tienes un físico que la sociedad ni la gente acepta, te rechacen, te hagan daño, o en el peor de los casos, que te dañes a ti misma. No cabe decir, que hace falta un "estatus", una reputación; es decir, necesitas estar a lo más arriba que puedas, quedarse abajo es ser cobardes, rendirse. Mucha gente, solo hace que subir y subir, usando trampas y atajos, pero lo que no saben es que todo lo que sube baja, y cuanto más arriba estés, más dura será la caída. Sin embargo, una vez arriba, llegan a sentir lo que es ser parte de toda esa gente que viste, habla, y siente igual. Te ceñirás únicamente a sus opiniones, a las de los demás. Todo lo que hagas o tengas por hacer, lo harás o no, según lo que los otros digan o piensen. Si hace falta dañarse, lo harás. Si hace falta ser una borde o falsa, lo harás. Si hace falta dejar de lado todo aquel te importe, lo harás. Yo solo te aviso de algo: Así subirás muy arriba. Perderás todo lo que tenías para tener cosas nuevas y posiblemente mejores. Pero tienes que estar radiante, brillante, y sobretodo atenta, porque al mínimo fallo, por pequeño que sea, te tirarán al vacío y estarás sola y enterrada en el subsuelo. Luego, puede que ahí empieces a entender las cosas, a entender como funciona, verás que allí, allí abajo, esas personas que también fueron tiradas, son iguales o mejores de las que había arriba del todo. Porque esas personas, después de caerse, se levantaron, y en vez de intentar subir, intentaron cambiar, cambiando primero el "Que dirán" por el "Me importa una mierda lo que digan o piensen". Así que.. Bienvenida a la vida real; es una mierda, pero te gustará.
domingo, 12 de febrero de 2012
Vacío.
Sabes que tienes un nudo en la garganta y que no va a ceder hasta que no llores. Sabes que tienes un vacío en el cuerpo, pero no sabes como llenarlo. Si sé todo esto, es porque yo lo vivo a diario, lo sé, sé lo que es. Sé lo que es tener un vacío y no querer aceptar que es lo que te falta, por simple miedo de que se rían de ti, de que malpiensen, de que te lo quiten... Es horrible. También sé lo que es que no te quede nada ni nadie, que todo lo que ataba aquí ya no esté, de tener que llorar sola y secar las lágrimas con la almohada porque no tienes a nadie cerca capaz de comprenderte y menos de ayudarte. Pero la vida es así, está programada para hacer que cuando parezca que estés a punto de tocar el cielo, te tire des de arriba al vacío. Aún así, quiero que vivas como nunca lo has hecho, quiero que desafíes a la vida, que alcances no inalcanzable, y termines lo interminable, que hagas cosas que la gente no pensaba que ibas a decir, y que seas tú, siempre tú. Porque al fin y al cabo, la vida es como un juego de azar; nunca sabes lo que te esperará mañana.
lunes, 30 de enero de 2012
Nosotros.
Últimamente, solo pienso en ti y en tu ausencia. Me acuerdo de tu pelo castaño y despeinado que tenías cuando te levantabas y no te peinabas, y de esa arruga que te salía en la frente cuando me mirabas como si estuviera loca. Supongo que si me vuelven todos esos recuerdos es porque ya se acerca esa fecha..
20 de Enero. El día que te fuiste para no volver jamás y el día que empezó todo. Te me presentaste como Jack con una sonrisa de oreja a oreja cuando apenas teníamos 10 años. Te estabas escapando de tu padre furioso, así que te agarré la mano y nos fuimos corriendo. Te llevé al bosque que hay a las afueras de la ciudad. Estábamos cansados de correr y nos sentamos en un tronco que había por allí. Me preguntaste como me llamaba y estuvimos hablando toda la tarde. Me contaste que vivías cerca de la plaza mayor, y que ahora irías al mismo colegio que yo. A partir de ese día, cada domingo nos encontrábamos allí, en ese bosque, en ese tronco, a hablar sobre todo y nada. Hablábamos de nuestros futuros, como si tuviéramos una pista sobre él, pero nadie sabía que al final te perdería. Me contaste que tu madre estaba ingresada en el hospital, y que llevaba allí año y medio, y que tu padre pagaba su sufrimiento contigo. Cuando mis padres empezaron a gritarse entre ellos y a estar siempre de mal humor, te pregunté cómo podías estar siempre así de positivo y ser feliz, de no derrumbarte nunca. Me contaste tu secreto, y es algo que no olvidaré nunca; “En la vida, ya hay suficientes desgracias, personas que se van, oportunidades que no apreciamos, desamores, muertes… pero hay algo muy importante en esto, que solo hay una vida. Si no la aprovechamos, si lo único que hacemos es caer y permanecer en el suelo, no se vive. Hay que arriesgarse, arrepentirse, enamorarse, perdonar, querer y ser querido. Eso es vivir, de verdad”. Es de las cosas más bonitas que me han dicho nunca, y no lo he olvidado. Pasaron muchos años y las cosas no mejoraron; tu madre había muerto en una operación, y mis padres se había divorciado. Sin embargo, los domingos seguían siendo nuestros. Siempre teníamos algo sobre que hablar, o alguna historia que contar. Un martes por la tarde, me dijiste que ese domingo no podríamos vernos, y que lo sentía mucho. Al cabo de dos domingos no acudiste al bosque, y al cabo de tres tampoco. No tenía ninguna señal de vida tuya y en tu casa no estabas. Así que esperé en tu portal hasta que llegaste. Estabas pálido, más flaco y con una sonrisa que te había salido al verme, pero que detrás de esos dientes, solo se veía sufrimiento. Te pregunté mil veces que había pasado y me contaste algo que me derrumbó por completo; te habían estado sometiendo a pruebas y te diagnosticaron la misma enfermedad por la cual murió tu madre. Rompí a llorar y a gritar, hasta que me abrazaste y me dijiste que todo iría bien, que estaban encontrando un tratamiento, una cura. Entonces, sin querer lo solté. Solté ese “Te quiero” que me había estado consumiendo por dentro y que tanto temía soltarlo. Me arrepentí al instante de esas dos palabras y me fui corriendo. Pasaron semanas y no te vi más. Yo dejé de salir apenas de mi casa, y a estar siempre con ojeras, tristeza, y sufrimiento. El 20 de Enero por la tarde, llamaron a mi casa diciendo que acudiera al hospital tan rápido como pudiera. No hacía falta que me dijeran nada, porque yo sabía que eras tú quien estaba allí. Pregunté por tu cuarto y me dirigieron a la habitación número veinte. Las paredes perfectamente blancas y las sabanas verdes, me provocaban nauseas, pero me mantuve firme. Cuando te vi tumbado con mil cables encima, mi mundo se vino abajo en segundos. Estabas más pálido y delgado que la última vez, y tu voz se rompía. Mis sollozos eran lo único que se oía allí, hasta que tú me dijiste que habías escrito algo para mí, y me entregaste esa carta. Abrí la carta cuidadosamente, mientras tú me mirabas con esos ojos cansados, pero con esa sonrisa que también vi ese 20 de enero de hace tanto tiempo. En la carta me decías que no había cura para eso, y que no tardarías nada en morir. También ponía que nada de lo que estaba escrito allí, lo podía pronunciar con palabras, porque ya apenas le quedaba voz. Lo último que ponía en esa carta, era que él siempre me había querido como a nada en el mundo, y que nunca lo dejaría de hacer. Fui incapaz de hacer nada, solo sentía impotencia de no haber podido hacer nada todo ese tiempo, que esta vida habría sido mucho mejor si hubiéramos sido algo más que un tú y yo, que no había aprovechado esta vida. Pero al cabo de nada me di cuenta de algo, que sí habíamos sido algo, habíamos sido un nosotros. Nada de etiquetas, solo nosotros. Esa palabra, tenía nuestro propio significado, y eso me hizo ver, que al fin y al cabo sí que habíamos aprovechado nuestra vida, y más de lo que hubiéramos imaginado. Me senté a tu lado y te agarré la mano con fuerza. Quería huir y salir corriendo como hicimos hace tiempo, pero ahora ya no merecía la pena, ya no huíamos de nada. Cuando se fue para no volver jamás, no lloré, sonreí. Me sentí la persona más afortunada del mundo, porque sabía que había vivido más que cualquiera otra persona y que había conocido a alguien que me enseñó a vivir, a arriesgarse, a arrepentirse, a enamorarse, a perdonar, a querer y a ser querido. Me sentía la mujer más feliz del mundo, porque yo había conocido a Jack.
jueves, 5 de enero de 2012
Los días rojos.
"—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? querrá decir negro.
—No, se puede tener un día negro porque uno se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué."
—No, se puede tener un día negro porque uno se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué."
Suscribirse a:
Entradas (Atom)